viernes, 2 de enero de 2009

ESPAÑA INVERTEBRADA

Estas últimas semanas del 2008 y primeras del 2009 estamos viendo y escuchando, insistentemente, que el Presidente del Gobierno está teniendo reuniones con, prácticamente, todos los presidentes de las comunidades autónomas.

En estas reuniones se está tratando el tema, importantísimo para el desarrollo de España durante los próximos años, de la financiación autonómica.

Ya ha salido a la palestra el Ministro de Hacienda indicando que el Gobierno va a incrementar el porcentaje que las autonomías van a poder quedarse de los impuestos recaudados en dichos territorios.

La Historia se repite incesantemente.

Hace más de 500 años, los propios Reyes Católicos, pese a haber unido bajo su poder los territorios de Castilla, Aragón, Cataluña, Valencia, Nápoles....., cometieron el inmenso error de no unir política y administrativamente dichas coronas, respetando, de manera estúpida, las diferentes instituciones y leyes de cada país.

Así, Isabel y Fernando, si no con las Cortes de Castilla, corona a la que debían su poderío económico y militar en la Europa de la época, sí respetaron las instituciones de territorios de los que no obtenían ni ingresos ni levas, es decir, las Cortes de Aragón, las de Cataluña y las de Valencia.

Incluso su nieto el Emperador Carlos V, tuvo que tratar con estas instituciones, principalmente a la hora de sufragar sus costosas operaciones, pidiendo a este sinfín de Cortes la aprobación de alcábalas, sisas, etc......

Que en aquel tiempo, donde la población peninsular no podía comunicarse ni entenderse en una misma lengua (pese a haber compartido el Latín y el Ius Comune siglos atrás) y donde no existía una administración común salvo la temida y odiada Inquisición, parece lógico que el poder central, e.d., la monarquía, evitase agraviar a sus súbditos respetando sus diferencias y negociando con estas instituciones tradicionales.

Máximo cuando dichas instituciones representaban un estamento distinto al de la Nobleza, clase no interesada en estas disquisiciones puesto que su estatus, su poder de jurisdicción, su inmunidad fiscal y su patrimonio quedaban feudalmente garantizados.

Y, la historia, muy sabiamente, evolucionó hacia un mejor sistema de gobierno para un territorio tan extenso, la monarquía absoluta y centralista, con el defecto de la dependencia económica, militar o política, según épocas, de los estamentos de Nobleza, Clero y Alta Burguesía.

Y, no obstante, hoy, más de 500 años después, volvemos a cometer el mismo error para con nuestro país.

Se había conseguido hasta bien entrado el siglo XX, pese a tener una administración caduca, decadente, caciquil y rotatoria (dependiente de quién se alternase en el poder), una unión administrativa y política de nuestros territorios.

Con los errores de cada época, con la dependencia localmente caciquil de los magnates o terratenientes, ...pero, la unidad de territorios bajo un mismo Gobierno era innegable.

Ahora, como mencionado arriba, más de 500 años después, volvemos al mismo error. Volvemos a disgregar el poder, a separar los territorios y a su población, a crear "taifas" mayormente beneficiadas que otras, a romper lo que tan costosamente se había conseguido.

Si bien la fusión entre las distintas poblaciones y territorios a modo de aleación metálica, nunca se consiguió, sí que se había llegado a una identidad nacional que marcaba más la diferencia con el extranjero llegado del otro lado de los Pirineos o el Estrecho y que, definía la relación con el resto de nacionales, como una relación de vecinos más o menos bien avenidos.

Esto se comprueba de forma palpable en la resistencia nacional al invasor francés del siglo XIX.

Y, de nuevo, a partir de la Constitución de 1978 que nos proporcionó la tan deseada y merecida democracia después de tantos siglos de despotismo, tiranía, dictadura y corrupción, hemos vuelto a retroceder en el tiempo.

De nuevo, el poder central, esta vez, por fin, elegido democráticamente en las urnas, ha de claudicar ante el avance de los señores feudales y ante las cortes de las distintas coronas integrantes (quizás por poco tiempo al paso que vamos), de la llamada España.

Estas instituciones, dotadas de poder real, concentran ahora, territorialmente y de forma descentralizada, el control de la justicia, los recursos económicos, el poder de legislar, el poder de reorganización del territorio, el poder que da la educación, la sanidad,.....incluso el poder ejecutivo dotado de policías autonómicas.

Y, si al fin y al cabo, resultase que todos los territorios tienen los mismo derechos y obligaciones, al menos, esto redundaría en una buena y eficaz administración de los mismos.

Sin embargo, esta descentralización, en lo que está desembocando es en un desgobierno, en multiplicar el número de funcionarios e instituciones, en exacerbar las diferencias y agravios entre unos territorios y otros, en romper todo lo que se había conseguido con la unión de las diversas naciones, diferentes pero no antagonistas......

Administraciones que deberían de estar centralizadas y para las que los ciudadanos tendrían que ser iguales, al descentralizarse provocan desigualdades patentes como la de la Justicia, la Sanidad Pública, los Servicios de Empleo, etc....

Pero aún no es tarde para dar marcha atrás.

Si aprendemos de nuestros vecino y de nuestros errores, comenzaremos un proceso similar al de Alemania, quien ha dado marcha atrás y ha hecho recuperar competencias al Gobierno Central en detrimento de los Landers.

Si así lo hacemos, modificaremos la Constitución de 1978 creando un Estado totalmente democrático pero centralizado como en nuestra vecina Francia, para, a través de una figura similar a las Prefecturas y el Prefecto de cada región, hacer gobernable lo que ahora no lo es, para hacer igualitaria la Administración que ahora, en estos momentos, no lo es, para dar a los ciudadanos lo que están buscando,...es decir, un buen gobierno y poder cantar con orgullo aquello que cantaban en las Olimpiadas de Pekin o en la Copa Davis:

"......yo soy Español, Español, Español."