viernes, 2 de enero de 2009

11 S EN LONDRES

LONDRES BAJO ALERTA
Repercusiones en Londres de los ataques terroristas en USA.


Pocas horas después del mediodía, uno de los edificios más emblemáticos de la City, el Lloyd´s of London, el mayor mercado de seguros privado del mundo, fue evacuado tras conocerse la noticia del atentado terrorista perpetrado contra el World Trade Centre de Nueva York.
Minutos después lo fue, a su vez, la torre del Canary Warf, símbolo de la nueva zona financiera a orillas del Támesis. Las reuniones de negocios siguieron celebrándose en los asientos de los pubs más cercanos mientras los ejecutivos seguían con atención los acontecimientos en las pantallas de los televisores.
Después de reunirse urgentemente con su gabinete, Tony Blair, el primer ministro británico, dio orden de prohibir a todas las compañías aéreas sobrevolar el centro de Londres.
El ejército ha sido puesto en máxima alerta y, especialmente, las bases norteamericanas en suelo británico.
Más de un millar de policías extra han sido destinados en la capital y, si normalmente un gran porcentaje de ellos no porta armas de fuego, ese tanto por ciento se ha invertido.
El número 10 de Downing Street, residencia oficial del primer ministro, se ha convertido en el cuartel general desde donde se realizan apresuradas declaraciones oficiales.
Tony Blair, a pesar de estar en contacto con el presidente de Estados Unidos, George Bush Junior, no parece mantener con él tan buena relación como con el anterior inquilino de la Casa Blanca, Bill Clinton; y sus conferencias telefónicas parecen durar apenas quince minutos.
No parece ser esta la mejor estrategia entre aliados de la OTAN después de una catástrofe de tal magnitud.
Los sectores más blandos del partido laborista, al que pertenece Tony Blair, alertan sobre la posible reacción desproporcionada del gobierno norteamericano, y temen que el Reino Unido tome parte en una guerra contra un enemigo que no parece dar la cara.
Todos los indicios parecen apuntar hacia Osama Bin Laden, ciudadano de Arabia Saudí, billonario disidente que ha declarado la guerra santa contra NorteAmérica.
Sin embargo, los británicos no olvidan que, en caso hipotético de una guerra contra los países que encubren o son inyectados con el dinero de este sujeto, tendrían que vérselas, quizás, con una quinta columna que operaría dentro del país, debido a la enorme cantidad de musulmanes venidos de las ex colonias británicas.